Celebrada la segunda sesión del Ciclo

Mar, 13/12/2016 - 17:54
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13/12/2016
Patio del Hospital Real con Cipreses

Desde el punto de vista psicológico se plantea la cuestión sobre la función o disfunción que el dolor físico o mental pueda desempeñar en la vida y sobre el conveniente manejo del mismo. El sufrimiento, en efecto, puede ser negado, somatizado, erotizado, sacralizado o puede también ser asumido como parte de un devenir que abra enriquecedoramente a la vida y a los demás.

Ayer día 12 de diciembre de 2016 tuvo lugar la segunda charla del ciclo sobre “la experiencia humana del dolor y el sufrimiento” organizado por la Cátedra de Teología. El ponente, Carlos Domínguez Morano, fue presentado por Serafín Béjar, miembro del Consejo de la Cátedra de Teología. Además de señalar su condición de jesuita y profesor recientemente jubilado de Psicología General y Psicología de la Religión en la Facultad de Teología, indicó que también ha trabajado siempre y lo sigue haciendo como terapeuta. Su trabajo docente se ha centrado siempre en el cruce entre Teología y Psicoanálisis. Es además psicoterapeuta y esa tarea la mantiene en la actualidad. Destacó su obra “Creer después de Freud”, que el propio autor considera su “niño predilecto”.

Empezó el profesor Domínguez señalando que el dolor y sufrimiento es inherente a la existencia, y que nos hace sentirnos vivos. Dividió la charla en 3 partes:

Dolor y sufrimiento

Frente al dolor, definible como experiencia sensorial y emocional aversiva de índole corporal, el sufrimiento es de más difícil definición. Hizo referencia a la corta definición de Paul Ricoeur como “dolor vivenciado” y la extensa definición en el María Moliner. El profesor añadió una dimensión inconsciente que supone una dificultad añadida en su tratamiento. Dolor y sufrimiento son experiencias aversivas y subjetivos y desencadenan conductas de rechazo y afrontamiento. Sin embargo no son iguales: puede haber dolor sin sufrimiento y viceversa.

Las fuentes del sufrimiento

Destaca tres dimensiones:

Biología

No hay dimensión humana que no parta del cuerpo que somos, también así nuestra visión de la vida, relaciones y el dolor. Apunta que el tema será más desarrollado por la tercera conferencia del ciclo, que enfrenta el tema del dolor y sufrimiento desde la medicina

Biografía

Destaca a su vez tres dimensiones:

  • Proceso evolutivo.- Desde el propio nacimiento tenemos la experiencia de sufrimiento. Melanie Klein llamaba a estos sufrimientos “ansiedades primitivas”. Crecer y madurar significa elaborar duelos, pérdidas, empezando por la del seno materno. Del “todo ya”, deseo infantil omnipotente, debe sufrir una adaptación para pasar a la intersubjetividad y a la cultura. Tras cierta etapa de tranquilidad, vuelven las turbulencias en la adolescencia, en la que se renuncia a los ideales infantiles. En la adolescencia hay muchas depresiones. El alocamiento de esta fase es auténticamente un “reir por no llorar”. Otra tercera etapa de especial sufrimiento es la llamada del “etapa del “desencanto”, cuando constatamos que nada de lo que habíamos soñado lo hemos alcanzado. Así vamos caminando, y así vamos creciendo.

  • Frustaciones y carencias.- Tanto objetivas, como el hambre o pérdida del trabajo, como subjetivas, como la frustración esencial en la que constatamos el objeto imposible del deseo. Menciona que tampoco aquí encontramos a Dios, como los místicos constatan con su “muero porque no muero”, apenas vislumbrando ligeramente lo que debe ser.

  • Conflictos intrapsíquicos inevitables.- Se refirió sobre todo a dos fuentes de ellos, señalados por el Psicoanálisis:

  1. La ambivalencia originaria afectiva, doble corriente de amor y odio que marcan nuestras relaciones con un mismo objeto

  2. La división de la personalidad.- Apuntada no sólo desde la Psicología sino por el pensamiento en general. San Ignacio de Loyola apunta a tres pensamientos dentro de sí mismo: su propio querer, el mal y el buen espíritu. Recordó también los conocidos ello, yo y super-yo de Freud y leyó un texto freudiano donde se muestra el sufrimiento angustioso que se deriva de esta división.

Vida social

Apunta a una reflexión de Freud en “El malestar en la cultura” (1930) en la que señala que el ser humano para poder vivir en la civilización tiene que someterse a una represión muy importante de sus pulsiones, sin poder elegir, pues no hay cultura sin represión.

Sufrir para crecer: tolerancia y resiliencia

  • El sufrimiento es un capítulo importante de la maduración. Así, el sufrimiento puede convertirse en una fuente importante de maduración. La creatividad, cambio, desarrollo, se acompañan siempre de cierto nivel de angustia.

  • La resiliencia, concepto importante de la Psicología Positiva, es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de plenitud emocional. Mientras algunas personas son altamente resilientes otras lo son muy poco. La resiliencia no se aprende de un día para otro. En su grupo de psicólogos tuvieron un caso bajo apariencia de enorme resiliencia que luego se descubrió ser un sistema de defensa para no derrumbarse consistente en una respuesta patológica de negación del sufrimiento.

  • Renuncia a los sentimientos de omnipotencia.- Es importante tener presente siempre que la muerte puede llegar en cualquier momento y “porque sí”, como decía Lain Entralgo, para tener una capacidad de gozar y disfrutar.

  • Sentido.- También es necesario para ser resilientes, que podamos dar sentido al sufrimiento, que de por sí mismo no lo tiene, sino que es solamente la expresión del problema del mal

Patologías del sufrimiento

  • Sufrimientos sanos y enfermos.- Menciona la película iraní “El color del paraíso” en la que el sufrimiento en el padre sólo le provoca resentimiento y en el hijo es fuente de apertura.

  • Sufrir para curarse y sufrir para curar.- Como ejemplo de lo primero cita el sufrimiento que provoca descubrir que lo que se encierra en una ayuda al otro que pensábamos altruista respondía a un deseo de manipulación. Como ejemplo del segundo habla del sufrimiento del terapeuta, que no sólo presta apoyo técnico sino que acompaña y por tanto comparte ese sufrimiento

  • Sufrimientos enfermos.- Destaca 5 casos de sufrimientos patológicos:

  1. Sufrimiento negado: Se esconden los fallecimientos, se usa la química para evitar el sufrimiento, ...

  2. Sufrimiento somatizado, de mente a cuerpo, tanto a nivel neurótico (conflicto de carácter simbólico vivido en el cuerpo), a nivel psicótico (conflicto con carácter delirante como la hipocondría, donde no hay conflicto corporal pero se vive igualmente), o como enfermedad psicosomática, donde hay menos diferencia mente-cuerpo

  3. Sufrimiento buscado: escandaloso sufrimiento buscado por nosotros mismos

  4. Sufrimiento erotizado: y en general cualquier relación sadomasoquista en que puede degenerar una relación de autoridad

  5. Sufrimiento sacralizado: lo destaca como su tema preferido de las relaciones entre Psicoanálisis y religión. Denuncia toda una “teología de la sangre” que imagina un Dios perverso que necesita de sangre para redimir. Pone el ejemplo el de la película de “La Pasión” de Mel Gibson. Destaca que en los evangelios, plagados de páginas que describen enfermos que sufren, la actitud de Jesús es siempre la de aliviarlo.

Conclusiones

Concluye que la experiencia del sufrimiento nos remite al límite:

  • Como carencia, límite

  • Como frontera y condición de posibilidad

Dar el salto y darlo en una dirección u otra corresponde al riesgo de lo que nos hace más grandes: la libertad

Tras su intervención se abrió un turno de preguntas, entre las que se destaca una petición de abundar más en la idea de que el sufrimiento en sí mismo es absurdo y de que no siempre que hay sufrimiento hay crecimiento. El profesor Domínguez contesta que el no lo considera absurdo sino que forma parte de la condición humana y de la vida (los animales también sufren) y de la existencia, como expresión del límite, contingencia y del misterio del mal (señala la obra “La imposible teodicea”, de Juan Antonio Estrada). Hay sufrimientos que hace crecer y otros que nos dañan, la cuestión es cómo integrar el sufrimiento. Recuerda la frase “el dolor reclama alivio y el sufrimiento sentido”, que mencionó el profesor Alarcos en la conferencia primera de este ciclo. Lo importante por tanto es dar sentido a cada sufrimiento. En la logoterapia, la terapia de Viktor Frankl, el objetivo último es encontrar el sentido al sufrimiento de cada uno, eso es algo a lo que no llega el Psicoanálisis.