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En el hecho de comer, el ser humano establece una relación primaria y fundamental con la naturaleza, pero también consigo mismo y con sus semejantes. Sobre la experiencia humana de compartir la mesa, en la que se involucran las categorías comida, mesa y banquete, se construyen en el mundo bíblico imágenes que prefiguran la experiencia y relación de Dios con la comunidad creyente. En torno a la comensalidad se encuentran diversos sentidos y detrás de esta práctica se puede apreciar un mundo de significados. La experiencia de la praxis de Jesús de Nazaret sentado a la mesa con distintos grupos sociales hace de la comida, una comensalidad incluyente.